La desestructuración de miles de familias migrantes o desempleadas ha provocado una erosión de las culturas tradicionales así como el desamparo de jóvenes y niños, afirmó Carlos Zolla, especialista del PUMC de la UNAM
José del Val Blanco, director de dicha dependencia universitaria, consideró necesario emplear un enfoque cultural, en materia de regulación de drogas
Rodolfo Stavenhagen, investigador del COLMEX, destacó que el uso que le dan los pueblos indígenas a los alucinógenos, debe respetarse como parte de sus tradiciones ancestrales
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El consumo y producción de drogas en regiones indígenas del país, se ha incrementado en los últimos años gracias a la profundización de la crisis económica en el campo, provocando con ello “una erosión de las culturas tradicionales, así como el desamparo de jóvenes y niños por la desestructuración de miles de familias migrantes o desempleadas”, aseguró, Carlos Zolla Luque, coordinador de investigación del Programa Universitario México Nación Multicultural (PUMC).
“El problema es jurídico, sanitario, económico y político, pero también cultural, sin embargo, no sólo la cultura de las plantas sagradas es importante, sino también su investigación”, destacó al participar en el Foro Internacional Sobre Políticas de Regulación del Consumo de Drogas que organizó la UNAM.
En cuanto al problema del consumo de psicotrópicos en la sociedad actual, Zolla Luque señaló que “aún tenemos mucho que aprender de los pueblos indígenas, acerca del empleo controlado, respetuoso y que esté dentro de marcos culturales que regulen su uso no prohibitivo ni condenatorio, pero sin ser romantizado”.
Al moderar la mesa Cultura indígena y uso de drogas en México, el etnólogo José del Val Blanco, director del PUMC, consideró necesario emplear un enfoque cultural, en materia de regulación de drogas; “una política dirigida a regular el consumo de drogas en México debe contemplar un enfoque de mayor dimensión cultural”.
Por ello, señaló que cualquier determinación que se adopte en esta materia, tendrá implicaciones en todos los órdenes de la realidad, no sólo en el ámbito de la seguridad, la justicia o la salud, sino también en el orden de la cultura, el cual resulta fundamental.
En el Auditorio Gustavo Baz Prada del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina, Rodolfo Stavenhagen, investigador del Colegio de México (COLMEX), destacó que el uso que le dan los pueblos indígenas a los alucinógenos, ya sea como medicina tradicional o para rituales religiosos, debe respetarse como parte de sus tradiciones ancestrales, porque reflejan sus valores culturales.
En México, son conocidas las peregrinaciones anuales que hacen los indígenas wixárika (huicholes) al lugar sagrado de Wirikuta, en el desierto de San Luis Potosí, para recolectar los botones del peyote. Son guiados por un chamán, realizan rituales y ceremonias en donde el cactus juega un papel fundamental.
“Hoy en día se reconoce el uso del peyote como parte de la medicina tradicional wirrárika, así como de numerosos pueblos indígenas en Estados Unidos”, resaltó Rodolfo Stavenhagen.
El culto al peyote, explicó, ha sido duramente reprimido por las autoridades locales de nuestro país, pero actualmente ya es reconocido como un derecho humano esencia, (el derecho a la cultura y a la libertad de creencia) amparado por la legislación internacional sobre los derechos humanos de los pueblos indígenas.
Por su parte, Carlos Jesús Gómez Núñez, investigador de medicina tradicional mexicana, habló en torno a la regulación del consumo de drogas en el país, y resaltó que se tiene que diferenciar entre drogas sintéticas y naturales pero, principalmente, entre el uso tradicional-ceremonial y el uso comercial de los psicotrópicos.
El especialista explicó que las “plantas sagradas” como el peyote o diversas especies de hongos, no deberían ser consideradas llanamente como drogas, desde un punto de vista punitivo, pues su empleo está relacionado con un contexto cultural milenario en pueblos originarios tanto de México como de otros países.
“El saber sobre las plantas sagradas en México, debe ser considerado uno de los principales tesoros de la nación y un patrimonio de la humanidad” de esta manera, la regulación del consumo de estos enteógenos, “debe ser realizada por la gente de conocimiento que las maneja, no por la gente que cree conocerlas”, concluyó Carlos Gómez.
Por último, Rodolfo Miguel Hirsch Soler de ReverdeSer Colectivo, señaló que el tratamiento de las culturas indígenas por parte de las diversas instancias del Estado, es tan polémico como las políticas para la regularización del consumo de drogas.
Entre los principales desafíos a enfrentar para construir un Estado y una regulación respetuosa de las experiencias culturales, se debe considerar que resulta imposible determinar quiénes pertenecen o no, a una cultura originaria, de una manera que satisfaga a todos a los actores involucrados.
Es importante reflexionar en torno al papel que el uso de drogas ha tenido en las diversas culturas indígenas en México, así como los usos que dichas culturas han dado a tales sustancias, con el objetivo de detectar elementos que la regulación, que eventualmente se llegara a emitir en la materia, tendría que proteger y preservar.
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